Extracto de un artículo de Antonio Vivas publicado en el nº 101 de La Revista Cerámica transcrito por José Manuel Martín.
"Si hay algo que aporta racionalidad a nuestra atribulada existencia son las artes y las ciencias, que ocupan esa trinchera contra los intentos de trivialización de la sociedad. Aunque la cerámica siempre ha sido un arte y una ciencia, ahora la tiene más de entorno creativo que de científico. Al ceramista actual se le acusa de ser demasiado moderno para ser clásico y demasiado clásico para ser moderno, justo de lo que acusaban a Schopenhauer al compararlo con Nietzsche. Algunos historiadores del arte y algunos críticos insinúan que solo hay dos categorías en la expresión plástica: el arte y la artesanía.
Marc Augé nos habla sobre los "no lugares" del mundo, de ahí podríamos pensar que la cerámica es un "no lugar" de las artes. La verdad, siempre hemos vivido muy "cómodos" en la periferia o el suburbio, pero la convergencia de las artes, está poniendo nerviosos a los que disfrutan de los privilegios de la élite. Algunos ceramistas, ven en esto una situación angustiante, que muy bien podría encontrarse en una obra de Kafka o de Orwell.
En su peor pesadilla, el ceramista puede encontrarse buscando consuelo a su desasosiego llamando por teléfono a una gran diosa sede institucional de Bellas Artes, recibiendo la siguiente respuesta: Si quiere ser un artista en vez de un artesano, marque uno; si quiere ser un artista de vanguardia, marque dos y si quiere seguir siendo ceramista y artesano no contacte con nosotros, ya le avisaremos nosotros en su momento. Más de uno ya inmerso en un avanzado estado de infantilización, exclamará: ¡Ya te digo!".
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