Extracto de un artículo de Antonio Vivas del Nº 101 de la Revista Cerámica recogido por José Manuel Martín:
"El desconocimiento de la cerámica que tiene el gran público no es menor, sirva como ejemplo la anécdota de unos grandes almacenes donde una clienta exige que las piezas cerámicas no tengan las marcas de la cocción, sin que los empleados supieran explicarle que es imposible cocer una pieza de loza sin que tenga marcas del proceso de cocción.
¿Cuantas vasijas de grandes ceramistas han acabado convertidas en lámparas?, ¿cuántas personas ignoran que una pieza de cerámica es estéticamente autosuficiente y que, por tanto, no necesita plumas, flores o ramas adicionales, salvo cuando sea para ikevana, jardinería o se halla hecho con tal fin?. Las revistas de decoración tienen en esto gran culpa, por la ligereza con que a veces tratan la incorporación de obras de arte o cerámica. La cultura no sobrevivirá si se suplanta por esoterismos, leyendas de templarios y planteamientos de vida basadas en el horóscopo."
Saturday, October 14, 2006
Friday, October 13, 2006
Thursday, October 12, 2006
Extracto de un artículo de Antonio Vivas publicado en el nº 101 de La Revista Cerámica transcrito por José Manuel Martín.
"Si hay algo que aporta racionalidad a nuestra atribulada existencia son las artes y las ciencias, que ocupan esa trinchera contra los intentos de trivialización de la sociedad. Aunque la cerámica siempre ha sido un arte y una ciencia, ahora la tiene más de entorno creativo que de científico. Al ceramista actual se le acusa de ser demasiado moderno para ser clásico y demasiado clásico para ser moderno, justo de lo que acusaban a Schopenhauer al compararlo con Nietzsche. Algunos historiadores del arte y algunos críticos insinúan que solo hay dos categorías en la expresión plástica: el arte y la artesanía.
Marc Augé nos habla sobre los "no lugares" del mundo, de ahí podríamos pensar que la cerámica es un "no lugar" de las artes. La verdad, siempre hemos vivido muy "cómodos" en la periferia o el suburbio, pero la convergencia de las artes, está poniendo nerviosos a los que disfrutan de los privilegios de la élite. Algunos ceramistas, ven en esto una situación angustiante, que muy bien podría encontrarse en una obra de Kafka o de Orwell.
En su peor pesadilla, el ceramista puede encontrarse buscando consuelo a su desasosiego llamando por teléfono a una gran diosa sede institucional de Bellas Artes, recibiendo la siguiente respuesta: Si quiere ser un artista en vez de un artesano, marque uno; si quiere ser un artista de vanguardia, marque dos y si quiere seguir siendo ceramista y artesano no contacte con nosotros, ya le avisaremos nosotros en su momento. Más de uno ya inmerso en un avanzado estado de infantilización, exclamará: ¡Ya te digo!".
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